El poder de las pequeñas acciones. ¿Cómo te comes el elefante?

Esto no tiene nada que ver con la transformación digital (o sí).

Esta mañana mi hijo iba totalmente desganado al cole. Semblante triste, cabeza baja, buscando la forma de convencerme de que nos fuésemos a cualquier otro sitio. De repente, todo cambió: el policía local que ordenaba el tráfico le ha saludado cuando cruzábamos el paso de peatones y le ha dicho con una sonrisa «hola, campeón, buenos días». Mi hijo se ha sentido el ser más afortunado del universo, ha puesto la mejor de sus sonrisas y ha llegado al cole con la ilusión por las nubes.

Cuando venía de camino al despacho no podía dejar de pensar en ese momento y reflexionaba en el poder de las pequeñas acciones: en cómo un pequeño gesto tiene la capacidad de cambiar por completo una situación complicada.

Al final, en esto de la transformación digital sucede lo mismo: a veces puede parecernos un mundo, una hazaña. Pero empezar por una pequeña acción y luego otra y otra, puede marcar la diferencia. Porque, en definitiva, cada uno elige cómo comerse el elefante: de un bocado imposible o a trocitos.